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Palabras para Antícona

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Por Marco Antonio Quijano * El título Antícona , según palabras del autor, es un homenaje a su apellido materno y al mismo tiempo una reescritura de Antígona. Desde mi perspectiva, el ingenio y el buen gusto complementan el nombre del libro.  Antonio Sarmiento Anticona, poeta chimbotano, es el autor de Antícona (Pilpinta Editora 2024), libro antológico de su obra poética, que va desde 1993 con el poemario Metamorfoseo orgásmico hasta el libro Tierras que demoran al sur del 2021.  En literatura cada libro es como un portal por el que ingresamos a universos distintos. En la antología Antícona , vemos como los universos que va creando el autor, si bien son distintos, tienen cimientos en común, uno de ellos es la tierra, lo telúrico, aquella relación que se tiene con el lugar donde hemos nacido, donde permanece nuestra memoria:    “Yo tuve que ver hundirse al cielo de Chimbote   entre cornisas y puentes y paraguas   entre obuses y taber...

ANTÍCONA antología poética

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Antícona (Pilpinta Editora , 2024) es la antología poética de Antonio Sarmiento que compila su brillante obra. Sobre el trabajo poético de Antonio Sarmiento opinan: «La madurez creadora de Antonio Sarmiento (Chimbote, 1966) resulta formidable. Ha plasmado dos de los poemarios más espléndidos —esplendor verbal, esplendor neovanguardista, ético y estético de una humanidad en carne viva— de esta década, no solo a nivel peruano, sino hispanoamericano: La colina interior (Premio Copé de Oro 2015) y Sin piloto automático (Gaviota Azul Editores , 2018)».  Ricardo González Vigil. «Los versos depurados, limpios, a menudo conmovedores, inscriben su obra en el marco de una poesía anclada en las profundidades del ser humano, de sus esperanzas y frustraciones, a la que nos ha acostumbrado Antonio Sarmiento, ganador del Premio Copé de Poesía 2015». Roland Forgues. «Pocos son los que atraviesan el corazón de la poesía para instalarse en ella. Uno de esos elegidos es Antonio Sarmiento, dueño ...

Mi casa en Buenos Aires

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Heredé de mi buen padre la promesa de construir un apartamento en los altos de lo que algún día podría ser el edificio familiar hoy cada vez más utópico, mental e irrealizable.   Año tras año, acariciaba la idea de habitar mi casa en ese piso último, pero desde luego primero había que esperar que mis otros hermanos también se decidieran a edificar las suyas para así disfrutar de la herencia paterna; pero ni como Williams  — mi extinto hermano mayor — pudo construir su hogar en el segundo piso, ni James ni María edificaron ninguna morada en el tercero ni                                      en el cuarto piso;   pese a todo ello, con los mejores aires del mundo levanté en el quinto mi lujosa mansión Bauhaus. Claro que mientras dormía esta levitaba en los aires, y las duermevelas, los manteles...